Después de salir del dentista y ver la mayor parte del primer tiempo de la final de ida en la calle con el frío y la anestesia acompañándome junto a un grupo de colocolinos que estaban esperando ver los goles de sus ídolos para hacer llorar los sueños de esos que no militamos en equipos populares, volví a mi casa a escucharlo por radio mientras planchaba mis camisas y descansaba del tratamiento dental y faltaba a clases en la u.
Al final del partido, con la ilusión destrozada y el ánimo futbolístico por los suelos, comprendí que convertirle 3 goles y no recibir ninguno es una hazaña tan grande que ni el mismo pelao acosta podía lograr.
Me preparé para ver la final de vuelta en casa de mi primo, colocolino de corazón y aguantar sus burlas cuando me resfregara en la cara su pentacampeonato del fútbol chileno. Lamentablemente el país fue declarado en duelo nacional y el partido del sábado se postergó para el martes, entonces solo pensaba que la agonía se hacía más larga y que, en realidad, mientras más pasa el tiempo el dolor también se apacigua y el ánimo y la esperanza crece.
Hoy martes (aunque este blog será publicado con fecha miércoles) luego de mi clase de comportamiento organizacional, recibo un mensaje de esos amigotes de tiempos lejanos, donde me dice "y que le echamos". Yo, que no se me quita lo parafernálico, pensé que me estaba invitando a parrandear como de vez en cuando se nos ocurre hacerlo, pero no era así. Cuando ya estaba comenzado el segundo bloque en clases de administración de la producción un compañero me hace el alcance que everton, el equipo que adquirí cuando era pequeño, iba ganando por un gol a colo colo, entonces comprendí el verdadero sentido que tenía ese mensaje y que iba orientado a apostar por el resultado del segundo tiempo y final final de la final. Como no tengo casi nunca cargado mi celu con plata, no le respondí y seguí poniendo atención a mi clase.
Mi alegría fue mayor, cuando mi compañero, escuchando los comentarios en su radio del celu escucha que everton es campeón, pero yo el digo que es casi imposible porque tenía que hacer 3 goles y no recibir ninguno para ser campeón, pero luego de un par de minutos, otro grupo confirma el resultado: 3-0 para everton y se alza con su cuarto campeonato que no recibía desde el 76.
Debo confesar que mi alegría no cabía en el pecho, que no todo es una ecuación matemática y que las sorpresas en la vida existen y te brindan más alegrías cuando se consigue lo que parecía imposible e impensado o cuando llega lo que nunca pensaste que ibas a vivir.
Yo, con mi equipo de provincia y ratón, que peleamos siempre por no descender y cuando descendimos, peleamos por llegar a primera, nunca pensé que iba a vivir este momento de gloria futbolera, esta alegría de hincha honorífico y a la distancia y crítico de todo el fútbol nacional, pero debo admitir que no hay sentimiento más hermoso que el del triunfo, el de saber que nadie es mejor que uno hoy, en esta fracción de segundos.
Es una pena que el equipo más popular de chile pierda una final así, y que pierda haber conseguido 5 campeonatos seguidos, y que pierda habiendo gastado US$4 MM para retener a 2 jugadores, pero jugaron frente a un equipo que dirige un tipo con suerte, que nos llenó de alegría al llevarnos al mundial después de 16 años y nos hizo soñar con ganarle a italia en un partido donde nos robaron nuestro primer triunfo mundial, no contaron con la fuerza anímica de once jugadores que se dieron por entero a anotar 3 goles (que pudieron ser 4) en 45 minutos, siendo que no pudieron hacerlo en 135.
Pero así es no más queridos amigos, amigotes y familiares varios, y hoy al igual que en otras ocasiones les tocó agachar la cabeza y volver a sus casas con las banderas tristes a lamentar haber tenido el penta en la yema de los dedos, y haberse quedado con una boleta del porte de 3 goles.
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