jueves, 8 de abril de 2010

TERREMOTO



"somos la catástrofe asimismo
porque hemos sido derrotados"
de "Somos la Catástrofe"
de Mario Benedetti


Siempre las catástrofes nos evidencian tal cual somos. Todos hemos vivido catástrofes en nuestras vidas y las hemos resuelto o no resuelto conforme es nuestra personalidad y forma de enfrentar la vida. Lo mismo sucede con los pueblos.

La mitad de mi país sufrió una catástrofe que no se tenía contemplada, que no tenía precedentes recientes y que nos pilló muy de sorpresa, como siempre.

Chile es un país sísmico de vocación, siempre se nos mueve el piso y nos hacemos los lesos ante estos sucesos de nuestra tierra y nuestra sociedad. El pasado 27 de febrero en la madrugada, millones de chilenos nos despertamos en uno de los sismos más grandes que hemos vivido las personas (no el país), ya que el terremoto del 85 fue mucho menor en intensidad y destrucción. Lo terrible de estas situaciones, yo pensaba hasta esa noche, era la gente de más precarias condiciones que uno, que por lo general viven en casas precarias también, o las casas antiguas hechas de adobe y ladrillo, pero nunca pensé que lo terrible podría ser lo que sucedió.

Con mi polola recorrimos santiago esa madrugada constatando que nuestros seres querido no hubiesen sufrido daño en sus casas y sobretodo estuvieran sanos y salvos, lo cual efectivamente fue así, pero mientras íbamos en el auto escuchábamos las noticias y nos costó mucho dimensionar la magnitud del desastre, el posterior tsunami, la desolación que sentimos cuando confirmaron recién a la mañana siguiente que muchos pueblos costeros estaban destrozados por efecto del terremoto y tsunami.

Mi país demostró las primeras horas del desastre lo subdesarrollado que somos, que podemos comprar miles de tanques y submarinos, que podemos tener una economía que genera envidia en los países vecinos, que podemos generar empleos hasta para nuestro compatriotas latinoamericanos, y una infinidad de cosas que todos estos años de democracia nos han hecho creer, pero bastó que llegara el momento de tomar decisiones en serio, de enfrentar una situación extrema sin mojarse los pantalones, de hacerse responsable de un grupo, una comunidad, una sociedad que confía plenamente en sus instituciones, que quedó demostrado esa madrugada después de "jurar de guata" que no venía el tsunami, pero el tsunami llegó tres horas después creando el caos, dolor y muerte que provocó.

Acá la culpa no es de la presidenta, pero también es responsable, por haber confiado en un grupo humano que no supo ni siquiera seguir sus propios protocolos. La onemi tenía previsto el megaterremoto y advertía que si superaba la magnitud 7,5 había que correr porque vendría el tsunami en quince minutos a lo menos, y efectivamente así fue. Qué falló? Obvio, lo que falla siempre, que somos los seresumanos. Las malas decisiones se toman siempre que uno se moja los pantalones por el miedo, y el miedo provoca que con miedo sigamos tomando opciones que por regla general, serán erradas.

Lo peor siempre serán las consecuencias directas de los errores, en este caso, como concuerdo con muchos cronistas, nunca sabremos cuantas vidas se hubiesen salvado con una alerta temprana, pero no puede la directora de la onemi decir muy suelta de cuerpo que igual iban a morir personas, personas que depositaron su confianza en ella y en su equipo.

Seguiremos siendo tercermundistas si no aprendemos a tomar decisiones en los momentos en que las papas queman. A la mierda si nuestra economía crece en tiempos de crisis mundiales, si mantenemos un pueblo ignorante, no nos educamos como se debe, reprimimos nuestra capacidad intelectual para que la oligarquía chilena pueda dormir tranquila amazando la fortuna que le brinda explotar a nuestro pueblo, a nuestra gente.

Las catástrofes siempre nos evidencian cómo realmente somos, y seguimos siendo un pueblo ignorante, dormido, entregado por completo a nuestras autoridades, que vienen de educaciones precarias, igual que nosotros. Es como creernos bueno para la pelota porque hacemos equipos entre nosotros y jugamos y nos creemos estrellas mundialistas, pero cuando viene el equipo más malo de fuera y nos llenan el arco de goles, nos damos cuenta que en realidad no somos muy buenos pal balón. Nos creíamos casi en desarrollo... señores, eduquémonos primero, eduquemos a nuestros hijos lo mejor que podamos, desarrollemos nuestros talentos y cualidades y habilidades... se sorprenderían de ustedes mismos hasta dónde podrían llegar si lo hacen, tomarían las riendas de sus vidas y en épocas de catástrofes, lo más seguro es que tomarían mejores decisiones.